
En junio de 2024, los radares militares estadounidenses detectaron un submarino nuclear ruso cerca del sur de Florida, a solo 30 millas de la costa. Esto generó preocupación y llevó a una respuesta cuidadosa de la Marina de EE. UU., marcando la presencia naval rusa más notable cerca de aguas estadounidenses en décadas.
Funcionarios del Pentágono describieron esto como una operación rutinaria, pero evocó recuerdos de la Guerra Fría y planteó preguntas sobre la seguridad marítima actual.
Proximidad Estratégica

El grupo naval ruso, liderado por el avanzado submarino clase Yasen-M Kazan, ingresó a la Zona Económica Exclusiva de EE. UU.
Ryan Berg, director del Programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, consideró este movimiento como una demostración de la capacidad de Rusia para proyectar poder militar en el hemisferio occidental. Esta situación llevó a un aumento de las actividades de monitoreo por parte de EE. UU. en la zona.
Contexto Histórico

Esta fue la primera vez desde el fin de la Guerra Fría que un submarino nuclear ruso visitó aguas cubanas. Funcionarios del Pentágono describieron la operación de 2024 como una actividad regular y no como una crisis.
Sin embargo, Stephen Flynn, director fundador del Global Resilience Institute en la Northeastern University, señaló que “la visita de buques de guerra rusos a Cuba, incluyendo un submarino nuclear, ciertamente evoca recuerdos de la Crisis de los Misiles en Cuba.”
Tensiones Crecientes

Rusia llevó a cabo su operación mientras EE. UU. y la OTAN aumentaban su apoyo a Ucrania. Esto incluyó nuevas autorizaciones para que Ucrania atacara objetivos dentro de Rusia.
El presidente Putin había advertido que respondería con firmeza si aumentaba la implicación occidental. Richard Weitz, investigador principal en el Hudson Institute, afirmó que esta misión representaba una amenaza para Estados Unidos.
El Evento Principal

El 12 de junio de 2024, un grupo naval ruso, que incluía el submarino nuclear Kazan, llegó a La Habana, Cuba. Viajaron sumergidos cerca de Florida.
La Marina de EE. UU. envió tres destructores—USS Truxtun, USS Donald Cook y USS Delbert D. Black—para vigilarlos. Esta fue la vez que un submarino nuclear ruso se acercó más a las costas estadounidenses desde la Guerra Fría.
Respuesta Regional

El incidente generó preocupación entre los habitantes del sureste de Estados Unidos, especialmente en Florida.
La Marina de EE. UU. respondió con destructores y aeronaves, lo que brindó tranquilidad y demostró la fortaleza marítima estadounidense en la zona.
Reacciones Oficiales

En La Habana, la flota rusa recibió una salva de 21 cañonazos, atrayendo a una gran multitud de espectadores. Los líderes cubanos recibieron la visita como un signo de amistad.
Mientras tanto, los líderes estadounidenses afirmaron que la operación no representaba una amenaza directa para Estados Unidos. Portavoces del Pentágono señalaron que estas actividades son normales y confirmaron que estaban monitoreando la situación de cerca.
Coordinación Aliada

La respuesta de EE. UU. involucró más que solo buques de superficie. Incluyó aviones de patrulla marítima, como los P-8A Poseidon, y fuerzas canadienses.
La Guardia Costera de EE. UU. y la fragata canadiense HMCS Ville de Québec rastrearon la flotilla, demostrando que las operaciones aliadas estaban bien coordinadas.
Evaluación Técnica

La Marina rusa realizó ejercicios de misiles en el Atlántico como parte de sus operaciones. Un análisis del Royal United Services Institute informó que el submarino Kazan puede lanzar hasta 32 misiles P-800 Oniks, 40 misiles de crucero Kalibr y un número desconocido de misiles hipersónicos Zircon.
Según evaluaciones de inteligencia de EE. UU., los buques visitantes no llevaban armas nucleares a bordo.
Contramedida Estadounidense

La Marina de EE. UU. envió el submarino de ataque rápido clase Los Ángeles USS Helena a la Bahía de Guantánamo el 13 de junio, un día después de la llegada de la flota rusa a La Habana.
Funcionarios lo describieron como una visita portuaria estándar, pero muchos lo vieron como una señal de que EE. UU. mantiene su presencia en la región.
Análisis De Expertos

Mai’a Cross, profesora de ciencias políticas en la Northeastern University, calificó el despliegue como “reminiscente de este tipo de posturas de la Guerra Fría”, pero señaló que “no había una amenaza real”.
John Hardie, subdirector del Programa Rusia en la Foundation for the Defense of Democracies, dijo a Business Insider que la caída de los azulejos del submarino “es un problema bastante común para todas las marinas, incluida la de EE. UU.”
Mensajes De Liderazgo

Líderes estadounidenses, incluido el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, enmarcaron el incidente dentro del contexto de actividades estándar. Sullivan señaló que las autoridades estadounidenses “han visto este tipo de cosas antes y esperan verlas de nuevo.”
Este mensaje buscaba proporcionar el contexto adecuado mientras se mantenía la conciencia sobre la dinámica de seguridad regional.
Mensajes Estratégicos

Benjamin Gedan, director del Programa de América Latina en el Wilson Center, explicó el significado del despliegue: “Sobre todo, los buques de guerra son un recordatorio para Washington de que es desagradable cuando un adversario se entromete en tu entorno cercano.
También recuerda a los amigos de Rusia en la región, incluidos los antagonistas de EE. UU. como Cuba y Venezuela, que Moscú está de su lado.”
Evaluación Militar

El contralmirante retirado Mark Montgomery dijo a Fox News que, aunque la flota rusa representaba una “amenaza limitada”, el despliegue era “una misión tradicional, de tamaño normal, aunque poco frecuente.”
Señaló que los activos estadounidenses en la zona eran “más que capaces de superar” a los buques rusos, aunque consideró la inclusión del submarino “algo más interesante.”
Implicaciones Futuras

La Marina rusa finalizó su visita a Cuba y partió el 17 de junio. Según Evan Ellis, profesor investigador en el U.S. Army War College, la presencia prolongada de Rusia en el Caribe tiene un significado estratégico más amplio.
En un artículo para el Gordon Institute de la Florida International University, Ellis señaló que el despliegue “se vuelve más ominoso en el contexto de las elecciones nacionales venezolanas” programadas para el 28 de julio, destacando las implicaciones geopolíticas más amplias del despliegue.